Esta mañana, tras negociar duramente con varios tuk-tuk, hemos conseguido que uno nos llevará al templo de las ratas, a las afueras de la ciudad.
Uno se lo piensa un par de veces antes de adentrarse dentro de un templo donde miles de ratas corretean de un sitio para otro.
Los indios allí presentes le rinden homenaje, les dan comida y leche y las admiran largo y tendido.
Es un tanto desagradable ver el hacinamiento de ratas en ciertas partes del templo, ratas que más de una vez en alguna alocada carrera de una esquina a otra pasan por encima de nuestros desnudos pies!!!!Pies, que además han de hacer un gran esfuerzo por no pisar escrementos de ratas, restos de comida y alguna despeluchada ratita que ha pasada a mejor vida......
Pero así es la India, un país de contrastes, un sitio donde se llega a venerar las ratas, uno de los bichos más odiados en el resto del mundo.
Todavía algo aterrados por la experiencia nos dirigimos de vuelta a Bikaner City.
El conductor es parco en palabras, pero aún así no ha cesado en su intento de engañarnos intentando depositarnos de vuelta a más de 5 kilometros del lugar convenido.
Tras este último pequeño rifi-rafe, hemos dado una vuelta por la ciudad. Luego, tras cenar, nos hemos dirigido a la estación de trenes. Partimos hacia Hardiware lugar de tránsito para irnos a Rishikesh. Nos espera una dura noche de viaje......
Uno se lo piensa un par de veces antes de adentrarse dentro de un templo donde miles de ratas corretean de un sitio para otro.
Los indios allí presentes le rinden homenaje, les dan comida y leche y las admiran largo y tendido.
Es un tanto desagradable ver el hacinamiento de ratas en ciertas partes del templo, ratas que más de una vez en alguna alocada carrera de una esquina a otra pasan por encima de nuestros desnudos pies!!!!Pies, que además han de hacer un gran esfuerzo por no pisar escrementos de ratas, restos de comida y alguna despeluchada ratita que ha pasada a mejor vida......
Pero así es la India, un país de contrastes, un sitio donde se llega a venerar las ratas, uno de los bichos más odiados en el resto del mundo.
Todavía algo aterrados por la experiencia nos dirigimos de vuelta a Bikaner City.
El conductor es parco en palabras, pero aún así no ha cesado en su intento de engañarnos intentando depositarnos de vuelta a más de 5 kilometros del lugar convenido.
Tras este último pequeño rifi-rafe, hemos dado una vuelta por la ciudad. Luego, tras cenar, nos hemos dirigido a la estación de trenes. Partimos hacia Hardiware lugar de tránsito para irnos a Rishikesh. Nos espera una dura noche de viaje......
