Tras pasar toda la noche en el tren hemos llegado a Delhi.
La ciudad como era de esperar, enorme y caótica.
Ruido por todas partes, coches, rickshaw, bicicletas, peatones, vacas entremezclándose los unos con los otros sobre el sucio asfalto de la ciudad. Hemos conseguido un céntrico hotelillo por el cual pagamos más de lo que acostumbramos pero son nuestros últimos días, así que lo disfrutaremos al máximo.
Hoy nos lo hemos tomado con calma. Hemos dado una vuelta y comprado un par de recuerdos. Todo sin mucho estrés, que ya es mucho para una ciudad como Delhi.