Hoy día tranquilo. Nos hemos perdido de nuevo por la ciudad. Se respira una espiritualidad especial.
A pesar del bullicio de su laberinticas callejuelas, de la cantidad de heces sobre los adoquines, de vacas bloqueando el paso y de la gente acosándote por uno u otro motivo, lo cierto es que es una ciudad especial donde uno disfruta de verdad.
Por la noche nos hemos ido de nuevo a cenar con Poncho, esta vez a un diminuto restaurante donde solo comen locales y el inglés como idioma es casi inexistente.
Hemos cenado Dhal, típico plato indio que combina arroz, verduras y caldo, servido alegremente por pelo oreja.
Pelo oreja, es el solícito camarero que nos atendio, un símil de hombre con los dientes teñidos de rojo ( no para de masticar ) y con unas orejas de las que asoman unas rastas de unos 5 cms de largo!!!!Increible unos matojos negruzcos sobresaliendo de sus dos reluztantes orejas.
Así que entre los rojizos esputos y los pelos de oreja nos hemos zampado lo más rápido posible nuestro dhal.
Para ahuyentar las mas que previsibles arcadas nos hemos ido derechos a nuestra terraza a saborear unas cuantas kingfisher.
A pesar del bullicio de su laberinticas callejuelas, de la cantidad de heces sobre los adoquines, de vacas bloqueando el paso y de la gente acosándote por uno u otro motivo, lo cierto es que es una ciudad especial donde uno disfruta de verdad.
Hemos cenado Dhal, típico plato indio que combina arroz, verduras y caldo, servido alegremente por pelo oreja.
Pelo oreja, es el solícito camarero que nos atendio, un símil de hombre con los dientes teñidos de rojo ( no para de masticar ) y con unas orejas de las que asoman unas rastas de unos 5 cms de largo!!!!Increible unos matojos negruzcos sobresaliendo de sus dos reluztantes orejas.
Así que entre los rojizos esputos y los pelos de oreja nos hemos zampado lo más rápido posible nuestro dhal.
Para ahuyentar las mas que previsibles arcadas nos hemos ido derechos a nuestra terraza a saborear unas cuantas kingfisher.