Hoy hemos madrugado, esta vez no para coger el autobús o tren sino para algo mucho más grato y relajante; nuestra clase de meditación.
El gurú cumple el estereotipo, túnica naranja, pelo largo y encrespado, mirada penetrante y un cierto halo de seductor de secta religiosa.
Tiene un pequeño haren de acólitas que le idolatran y el se deja querer.
La imagen de este santón se asemeja un tanto a la de Mason!!!!Que pavor!!!!
Pero las cosas como son, la meditación muy bien, extremadamente relajante, tanto que Paloma se ha dormido!!!!
El meditar es más complejo de lo que uno se imagina al principio, requiere un gran esfuerzo y concentración pero el resultado es increíblemente bueno.
Despues de la meditación, le ha tocado el turno al yoga Ashtanga.
Lo más importante es el profesor y según unos cuantos profis de la clase hemos tenido suerte.
Ni que decir que hemos sido los torpones del grupo. Ivan ha sido el centro de atención, y no precisamente por su elasticidad.....
Nos ha faltado algo de elasticidad, equilibrio y armonía en los movimientos, vamos que hemos dado la nota!!!!
El balance de todas formas 100% positivo, hemos salido muy entusiasmados, únicamente un par de contracturas musculares y un hueso dislocado. No está mal, je,je!!!!!
Esta tarde más......
Tanta meditación y contorsión, nos ha abierto el apetito, así que nos hemos ido a comer a un minusculo restaurante indio.
Aún que había hambre nos hemos comedido, esta tarde tenemos que dar la cara de nuevo en la clase de yoga. Por la tarde hemos estado más flexibles y duchos en las artes del yoga. Como todo en esta vida será cuestión de práctica.
Por la noche nos hemos ido a cenar con Poncho a un restaurante indio, algo alejado de nuestro ashram, nos hemos pegado un buen pateo hasta allí, unos 30 minutos, pero ha merecido la pena.
Esta será la última que veamos a Poncho en nuestro viaje.
Como de costumbre ha habido risas y nos hemos despedido con la certeza de encontrarnos de nuevo en el futuro.