Llegamos a Lima a las 15:30 h algo deteriorados. Aun asi nuestra pituitaria sigue dando gracias que el pestilente hedor de la inmunda letrina quimica situada en el primer piso no alcanzase hasta el segundo nivel (en el cual nos encontrabamos).
Nada mas llegar con la mente aun entumecida erramos al seguir el consejo de varios de los viajeros del autobus. Nos recomendaron Miraflores como sitio ideal (sobre todo por su seguridad) para alojarnos. Total, que una vez alli y tras recorrernos unos cuantos hostel que solo hablaban en dolares, emprendimos el camino de regreso al Centro. Alli encontramos alojamiento a mitad de precio en un hostel situado a 5 minutos de la Plaza de Armas y al lado de la Iglesia San Francisco.
Nada mas llegar con la mente aun entumecida erramos al seguir el consejo de varios de los viajeros del autobus. Nos recomendaron Miraflores como sitio ideal (sobre todo por su seguridad) para alojarnos. Total, que una vez alli y tras recorrernos unos cuantos hostel que solo hablaban en dolares, emprendimos el camino de regreso al Centro. Alli encontramos alojamiento a mitad de precio en un hostel situado a 5 minutos de la Plaza de Armas y al lado de la Iglesia San Francisco.
El hotel se sale, es un viejo caseron colonial de 4 pisos laberinticos; una espeluznante amalgama de enormes esculturas, tetricas pinturas y abominables reliquias (entre ellas varias calaveras) y un asfixiantes bosque de plantas.
El hotel es simplemente genial y el ambiente buenisimo. Tras depositar nuestras mochilas en nuestra habitacion nos fuimos a cenar un delicioso menu del dia por 5 soles.
El hotel es simplemente genial y el ambiente buenisimo. Tras depositar nuestras mochilas en nuestra habitacion nos fuimos a cenar un delicioso menu del dia por 5 soles.